De entre volcanes y montañas, hasta la costa

Fui al camping Etnico Eco Lodge de Pucón y ahí pasé 4 días y 5 noches que aún que estuvieran en su gran mayoría plagadas de lluvia fueron muy agradables. La razón? La gente!
Solamente llegar me impresionó la calidez del lugar. Todo el mundo allí actuaba como si viviera en una gran familia. Se cocinaba en común, se hacía música en común y habían siempre conversaciones interesantes todo con una mezcla de distintas procedencias de sangre latina.
También una cosa increible que recordaré siempre fue la ascensión al volcán Villarrica, también en Pucón.








A parte de toda la tropa de latinos del camping, también apareció un chico de Dinamarca en bicicleta. Estuvimos charlando bastante durante esos días y decidimos ser compañeros de viaje hasta que nuestros objetivos nos separen. Primero tuvimos que esperar a que parara la lluvia y después se fue él, ya que tenía que hacer unas gestiones en Temuco (una ciudad en la ruta). Yo decidí irme un día más tarde y así poder acabar de disfrutar con los chicos. A la mañana del lunes 19 retomé la ruta en dirección Villarrica (la ciudad) para disfrutar de un nuevo ángulo de vista del Villarrica (el volcán).



Allí me encontré a dos franceses ciclistas que volvían a Europa para cruzar España, ya que les parecía más sencillo que seguir para el norte. También allí encontré una pastelería deliciosa donde comí un pastel de limón. Ése día llegué hasta cerca de Temuco y acampé al lado de un río, para recoger a Troels (mi compañero Danés) a media mañana del martes. Y así lo hice, fuimos a comer algo juntos y emprendimos la ruta. Decidimos hacer unos 90 kilómetrosd al día y el primer día acampamosen un río muy bonito entre Galvarino y Traiguén. Para bajar tuvimos que hacer un poco de malavarismos, ya que la carretera quedaba como 15 metros por encima y no había camino, pero lo conseguimos y así quedó nuestro campamento.



El miércoles queríamos llegar hasta el lago Lanalhue para acampar en su orilla, pero un fallo mecánico en la bicicleta de Troels, nos obligó a detenernos 20 kilómetros antes. Ése día antes de detenernos prové la Pichanga por primera vez (un mix de queso, embutidos y pickles) haciendo oidos sordos a los consejos de Troels que me advirtieron de la peligrosidad estomacal de tal probatura.

Intentamos reparar la llanta de Troels (que tenía un radio partido) pero por desgracia era el que queda detrás del casette y no había manera de poner el nuevo. Después comimos algo y nos fuimos a dormir. Y digo dormir por decir algo, porque a la hora de meterme en la tienda me levantépor primera vez a devolver, y no pararía hasta las 11 del siguiente día (maldita pichanga!!!). Troels se fue a hacer autoestoppara llegar al mecánico más cercano mientras yo aguardaba mi mejoría para empezar a pedalear. Más o menos a la 13 creí sentirme bien y sin comer absolutamente nada, me dirigí a la tienda más cercana a por mi segundo remedio estomacal favorito, el Powerade. Empecé a pedalear los primeros 10 kilómetros de subida que tenía y rápidamente vi que estaba muy flojito. Seguí pedaleando hasta que llegué a Contulmo (una pequeña localidad Mapuche con influencias alemanas muy bonita) y después de ingerir mi remedio estomacal favorito (un delicioso helado artesanal de 2 sabores) decidí tomar un bus a Concepción (la siguiente ciudad grande para la que me quedaban 2 días de ruta) y descansar en una cama durante 20 horas. La tarde del día siguiente llegó Troels y pasamos allí 3 días. Entre todo, destacar el gran club de música La Casa de Salud que ha pasado a ser uno de mis favoritos de siempre.




Al mediodía siguiente partía hacia Tomé, y justo antes tuve un bonito encuentro con Paulo (un cicloturista mejicano que conocí en el Chaltén) y dos chicos chilenos que conocimos en Candelario. Estuvimos charlando y me guardaron la bicicleta mientras estaba en el supermercado. Después comí algo e hice los 25 kilómetros que me separaban del pueblo de Tomé. Troels se quedó un día más ya que tenía que reparar la rueda de su bicicleta y hasta el lunes no abrían las tiendas. En Tomé planté mi carpa en un bosque muy tranquilito un poco apartado del centro. No se si por el lugar o porque pero esa noche cogí un buen costipado que junto a mis aún persistentes problemas estomacales y la complicada orografía me ponían el día difícil. Poco a poco y con gran esfuerzo fui avanzando a la vez que sacaba hartos litros de líquido por la nariz y mis glándulas sudoríperas. Me quedaban 25 kilómetros para completar los 98 del día, cuando cayó la noche. Estuve durante 15 kilometros pedaleando con la guía de mi luz de la bicicleta cuando me adelantó una camioneta que se ofreció a llevarme los  últimos 10 kilómetros. Muy feliz me subí a la camioneta y fui llevado hasta el cámping de Cobquecura por una pareja de chilenos muy agradable. Allí comí algo rápido y dormí durante las siguientes 14 horas... Me levanté mucho mejor, lavé toda mi ropa y me fui a visitar la zona de Cobquecura y Buchupureo.






Al final, en Buchupureo me encontré a una chica alemana que me orientó para que pudiera cumplir mis deseos de estar unos días surfeando por la zona y me acabé quedando en el pueblo a dormir en otro camping después de volver a Cobquecura a recoger todo mi equipaje. El día siguiente me volvía a reunir con Troels para pedalear así que tuve una mañana relajada en la playa hasta que vino...

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