El fin de una era

Después de despedirme de Troels y los chicos del hostel emprendí mi viaje solito. La ruta no prometía mucho, casi todo llano y recto sin aparente diversión. Con este escenario, la lógica me llamaba a tomar un bus pero el irresponsable consumismo sin freno que practiqué durante los primeros 20 días del mes no me lo permitía. Quedaban aún 10 días para terminar y una cantidad cercana a los 90 € era lo que me quedaba para superar el límite mensual de mi tarjeta... Así que no quedaba otra que pedalear y seguir un plan de arroz con tomate y sopitas con el que poder sobrevivir (con alguna que otra excepción).




Saliendo de Mendoza, me separaban 320 km (3 días) de autopista hasta la ciudad de San Luis. Los primeros 2 días (dejando a un lado la estresante salida de Mendoza) fueron tranquilos ya que pude hacer muchos kilómetros a un ritmo ligero. Las dos noches acampé en estaciones de servicio en la ruta con wifi, baños y hasta con ducha en uno de los casos (todo gratuito). El último día fue más duro ya que subía ligeramente y también recibí unos buenos soplos de aire en la cara que por momentos me hicieron recordar los duros inicios de mi aventura por la Patagonia. Durante ese día encontré a este peludo amigo en el arcén de la autopista. Que miedoooo!


Pero después de un día de intensa lucha llegué a San Luís. Era la primera vez que iba a hacer Couchsurfing, tanto para hospedarme como para quedar con una chica que me encontró a través de la página y tenía ganas de ver que me iba a encontrar. Primero fui a la casa de Javier (el chico que me hospedaba) y enseguida vi que iba a ser una muy buena experiencia. Después de unas horas hablando se animó a venir conmigo a la otra experiencia Couchsurfing con Ayelén (la chica que me invitó a cenar) y dos amigos suyos. Los 5 pasamos una muy buena noche charlando sobre 1000 temas distintos!


El día siguiente tenía la intención de partir pero Javier me convenció para quedarme un día más en el que pude visitar la ciudad y conocer a su novia Flavia (muy buena chica también). Juntos comimos pasta argentina, fuimos al teatro y acabamos cenando una escalivada catalana.


El día siguiente, me fui contento de haber conocido tan bellas personas con la mente puestaen mi siguiente gran destino, Rosario. Fueron 4 días de ruta donde hubo un poco de todo. El primer día fue tranquilo, pero a partir del segundo la lluvia pasó a formar parte de mi día a día. Y lo peor es que no iba a parar. El tercer día me levanté en la localidad de Laboulaye y no sólo llovía, sinó que había niebla y un poco de viento que hacían del pedalear por una carretera sin arcén y llena de coches y camiones fuera peligroso. A los 10 km me encontré un control policial que no me quería dejar continuar pero después de largas súplicas y un par de kilómetros yendo por la calzada de tierra y piedras pude continuar. Pero 25 kilómetros más tarde, encontré un camión parado cuyo camionero me estaba esperando. Me dijo que era demasiado peligroso y se ofreció a llevarme hasta la localidad de Venado Tuerto, cosa que acepté súper feliz! El viaje fue muy agradable. El realizaba la ruta Mendoza - Buenos Aires y como me esperaba, iba cargado de vino para llevar al puerto. Tuvimos conversaciones interesantes y hasta compartió conmigo jnas riquísimas empanadas de carne. Cuando llegué planté la carpa ya mojada del día anterior en la estación de servicio y después de ponerme ropa seca, cené y me fui a dormir. Tenía claro que el pamorama se iba a repetir los siguientes 10 días así que tomé la decisión de hacer dedo desde Venado hasta Rosario.


Me levanté temprano, desayuné, recogí y me puse en un buen lugar a las afueras de la población esperando a que algún conductor se apiadara de mi. A los 35 minutos estaba subido a una Toyota Hilux con otro personaje interesante que me dio su visión sobre los problemas de la República Argentina y las historias increibles que le habían contado sobre el paraiso europeo (que tuve que desmentir una a una). Al final llegamos donde su ruta terminaba, en Pérez. Una sensación muy especial invadía mi mente. Iba a entrar en la ciudad donde nací!


Estuve recorriendo 10 kilómetros de Rosario bajo la lluvia hasta llegar a la casa de Franco, el chico que me hospedaba por Couchsurfing. Vivir con Franco fue genial! Enseguida congeniamos como amigos de toda la vida y me enseñó muchas cosas a la vez que me presentó a muchos de sus amigos, que también son muy buena gente.


En Rosario recorrí todo el centro, recorrí toda la costanera del río Paraná, fui al Centre Català de Rosario (el más grande del mundo fuera de España) y me fui hasta el Patio de la Madera, donde estaba mi casa cuando era chiquito. En ningún momento tuve un Flashback o recuerdo alguno de mi niñez cosa que me decepcionó un poquito. Por otra banda, he conocido Rosario de nuevo y de una manera que nunca voy a olbidar. He hecho amigos que espero mantener para siempre, he aprendido muchas cosas nuevas y he conocido una ciudad que me encantó.


Después de una semana, partí en colectivo hacia Buenos Aires ya que la ruta no parecía segura ni interesante. Llegué al hostel sobre las 5 y 2 horas más tarde ya llegó Julián, el primer interesado en comprar la bicicleta. Hubo muy buena onda desde el principio, la bicicleta le encantó y a mi me encantaron sus planes de pedalear hasta Irán desde Madrid! 30 minutos después ya estábamos encajando manos quiriendo decir que iba a ser mi última noche como cicloturista!! Quedamos al día siguiente por la mañana para el intercambio y con esta foto me despedí de la que ha sido mi fiel compañera durante el último año y medio y sobretodo a lo largo de este maravilloso viaje!



Quizás alguno se sorprende por ello, pero mi corazón me obliga a seguir viajando de otra forma. Quizás más rápida, menos libre y menos sana pero nunca he estado tan convencido de un cambio como lo estoy ahora.



En Buenos Aires los días pasan volando, entre porteños de pura cepa y otros viajeros, que como yo se quedan unos días atrapados por esta gran ciudad de preciosa arquitectura, museos, canchas de fútbol, parques y sobretodo gente.


Después de unos días llegó Marilisa, la preciosa razón del cambio y con quien quiero seguir compartiendo nuevas aventuras de aquí en adelante.



Continuará...

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