Segundo cruce andino

Al día siguiente, en Villa la Angostura llovió todo el día así que me lo tomé de descanso. Fui al centro de la ciudad a comprar y a comer una milanesa que me salió carísima. Por la tarde aparecieron nuevas caras en el cámping y entre ellas Martijn, un joven holandés que venía edaleando desde Canadá a lo largo de nueve meses. Mientras hablábamos largo y tendido sobre nuestras experiencias, llegó un joven argentino que por cosas de la vida también hablaba holandés. Fue muy gracioso estar un holandés, un argentino y un catalán hablando holandés en un pueblo en medio de los Andes en Argentina. Después Martijn y yo miramos las previsiones y vimos que iba a llover toda la semana así que decidimos partir a la semana siguiente. Pedaleamos 10 kilómetros juntos y luego él se iba para Chile por el paso Samoré (de donde yo venía) y yo para el Norte por la ruta de los 7 lagos en Argentina.



Mientras nos despedíamos en el cruce nos encontramos a Facu. Estava desesperado con su bicicleta bajo la lluvia, intentando llegar a San Martín de los Andes de donde salía su bus. Cuando le dije que yo también me dirigía ahí, su cara se iluminó y me preguntó si podía unirse a lo que yo afirmé. Facu és un valiente, que con 21 años había hecho su sueño realidad de ir a visitar el pueblo de El Bolsón desde la ciudad de San Nicolás en la provincia Buenos Aires con su bicicleta. Llevaba una mochila de trekking cogida con cuerdas y una bolsita a cada lado de alforja. Ese día no hicimos más de 40 kilómetros, tirando hasta que la lluvia dejó de respetarnos e hicimos un fuego en un lugar medio resguardado debajo de unos árboles al lado de la carretera. Facu me contó que no llevaba equipo de lluvia, ni su carpa era impermeable, y que se quedó ya sin dinero para seguir su aventura. Compartí con él mi comida y el cobijo de mi carpa y estuvimos hablando hasta tarde. El día siguiente tuvimos suerte y el sól nos sonrió. Pudimos disfrutar de más de la mitad de la ruta de los 7 lagos con buen tiempo y como podéis ver, es preciosa.





Por la tarde llegamos a San Martín después de una bajada de 20 kilómetros y nos fuimos a comer una pizza de despedida. Después seguí durante 10 kilómetros más hasta llegar a un cámping que había en la siguiente población. Después me quedaban unos 70 kilómetros el día siguiente hasta pasar Junín de los Andes que se hicieron muy fácil en menos de 4 horas y acampé en un lugar muy bonito al lado de un río.



El día siguiente me tocaba hacer el segundo paso andino, el Maluil Malal, cruzando el parque Nacional Lanín con el famoso volcán Lanín vigilándome durante la ruta. Pero nada de eso ocurrió como esperaba. Tuve un día horrible con lluvia, viento, me hicieron desmontar las maletas en la frontera paar escanearlas y de postre pinché una rueda en la última bajada. Al menos pude sacar esta foto en la entrada del parque en el único momento con luz del día.



Pero no todo fue tan malo, al final fui a parar al camping de este señor (gracias a un cartel donde ponía Pizza) y estuve disfrutando de una muy agradable conversación hasta las tantas. Gracias Ivan! Y mucha suerte con el proyecto!
Después de levantarme tarde, seguí hasta la villa de Pucón. Ahí quería realizar uno de mis sueños, subir un volcán activo a la vez que relajarme unos días. Los últimos 15 kilómetros hasta Pucón los hice junto a un ciclista local, que me explicó donde encontrar varias cosas en la ciudad.

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