La cosa vuelve a ir sobre ruedas

Los 4 pedaleando juntos, Nona, Uri, Emilio y yo. Nos sentíamos los reyes de la carretera disputándole ese título a los mismísimos camiones todoterreno que abundan en el sur de la Patagonia.



El primer día se presentaba como un mero entrenamiento, llegar hasta el pueblo fronterizo de Cerro Castillo después de 60 kilómetros mayormente en bajada.



Allí nos habían dicho que había hospedaje gratuito con duchas para los viajeros en el interior de un gimnasio aunque en la app de ioverlander, (una maravilla para mochileros, cicloturistas y campers) no salía por ningún sitio. Llegamos allí, preguntamos y acabamos durmiendo fuera de la estación de autobuses con acceso a un lavabo que quedó abierto con sus duchas de agua helada después de las súplicas con cara de ángel de Nona.



A la mañana siguiente nos despertamos relativamente tarde ya que teníamos que esperar a la apertura del puesto fronterizo. Realizamos los trámites en Chile y después de 10 kilómetros de ripio también pasamos la frontera Argentina. Todo correcto hasta que después de 500 metros cuando mi cadena dijo adiós. Pero apenas 1 hora de lucha grupal solucionó el problema (aquí la foto manos a la obra).




Llegamos a la famosa ruta 40 Argentina (que cruza el país de norte a sur por la cordillera) y no encontramos con la grata sorpresa de tener viento A FAVOR por primera vez!! Íbamos a velocidades de miedo sin apenas esfuerzo y llegamos rápido a la Estancia de Tapi Aike. Allí decidimos dormir ya que nos dejaron acampar en el jardín de una casa y utilizar su baño y su cocina de manera gratuita. Pero ese no era un día cualquiera, era el 30 cumpleaños de Uri!!! Con la ayuda de Nona le preparamos una deliciosa tarta de cumpleaños con una base de barrita energética y cuatro cuadraditos de chocolate por encima, decorada con el detalle clave que era la vela que Julie (la novia de Uri) le hizo traer para la ocasión.


El siguiente día nos esperaban 67 kilómetros de ripio y unos cuantos de asfalto pero nosotros queríamos llegar hasta la ciudad de El Calafate (a dedo por supuesto). Nos levantamos a las 4 de la mañana para evitar el viento y terminamos con él a las 13 del mediodía. Ya en la 40 otra vez y después de 10 kilómetros de viento en contra pusimos los dedos a trabajar. Al tiro se paró un camión dirección al Calafate con sitio para 2 y decidimos que Uri "el abuelete" y Nona se subieran a él.


Yo me quedé con Emilio, y en las 3 largas horas de espera nos dió tiempo de hablar de muchas cosas, acacabar con el chocolate y las galletas y hasta de empezar a delirar sobre los distintos tipos de piedras que habían en el suelo (eso fui más yo, Emilio pasaba bastante del tema).



Al fin nos recogió un buen hombre con una pickup que nos contó mil historias de la zona y de otros viajeros que había recogido. Nos dejó en la estación de autobuses, donde reservamos los billetes para irnos el día siguiente hacia el Chaltén y nos fuimos al camping El Ovejero, donde Nona y Uri esperaban con cerveza fresca. En ese camping fue donde más cicloturistas juntos hemos visto y estuvimos hartas horas discutiendo sobre las mil y una anécdotas de nuestros viajes con muchos de ellos. Para redondear la noche y celebrar el cumpleaños de Uri oficialmente, fuimos a comer asado (buenísimoooooo).


   


Comentarios

  1. Molt interessant tot el que estas vivint!! Endavant! I força al pedal!
    Molts petons! Esperem amb molta ilu les teves aventures!!

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